Alumno del IMUS es distinguido por Fundación P!ensa y El Mercurio de Valparaíso
Jesús Rodríguez Rubio, alumno de Licenciatura en Ciencias y Artes Musicales y director musical de la Orquesta de Cuerdas de Algarrobo
«Las orquestas juveniles están cargadas de amor y pasión».
Cuando ve que sus niños avanzan con compromiso, tesón y disciplina, los escucha tocar en los ensayos o frente al público, el sanantonino Jesús Eduardo Rodríguez Rubio (22) se acuerda de la época en que era un niño y con sus amigos de una orquesta que ya no está, se juntaba a tocar después de clases en una sala del tercer piso del municipio de San Antonio.
Era un espacio de apenas 12 metros cuadrados cuyo recuerdo lo remonta hasta el día de hoy a las vivencias compartidas con sus compañeros, en su mayoría dedicados a la música, y refuerza su convencimiento de que «las orquestas juveniles están cargadas de ese ‘amateurismo’ que se vale por sobre todo de la pasión y el amor».
El veinteañero chelista y director musical de la Orquesta de Cuerdas de Algarrobo es uno de los 33 jóvenes líderes distinguidos por la Fundación P!ensa y El Mercurio de Valparaíso por su aporte a la comunidad regional, en su caso desde el arte, liderando un proyecto que destaca por el trabajo en equipo y que le ha permitido a esa comuna costera contar con una agrupación musical de reconocida solvencia.
PASIÓN Y TALENTO
Alumno de Licenciatura en Ciencias y Artes Musicales en el Instituto de Música (IMUS) de la Pontificia Universidad Católica de Valparaíso, Jesús debe además compartir su energía y talento con el diplomado en Dirección de Orquestas Juveniles e Infantiles que cursa con el maestro Eduardo Browne.
Pero está acostumbrado. Porque desde los días en que aprendía flauta y guitarra con el profesor Javier Duarte, luego violonchelo con Francisco Palacios -ambos sus referentesy después en la cátedra de su maestra y guía, Polonia Sienkiewicz, en el Conservatorio Izidor Handler, este músico siempre se ha multiplicado.
De hecho, iba al colegio en San Antonio y realizaba sus estudios musicales en Viña del Mar. Y en cuarto medio integró simultáneamente la Orquesta Sinfónica Estudiantil Metropolitana en Santiago.
Tanto compromiso no tardaría en rendir frutos. Este año asumió la conducción del reformulado proyecto Orquesta de Cuerdas de Algarrobo, creado en 2011, cuando el municipio se adjudicó la iniciativa convocada por la Fundación de Orquesta Juveniles e Infantiles de Chile, con el fin de entregar formación musical especializada en violín, viola, violonchelo y contrabajo, a niños y jóvenes de entre 6 y 17 años.
GRAN EQUIPO
De acuerdo a sus respectivas preferencias y destrezas, los 28 integrantes de la orquesta estudian chelo con el director de la agrupación; violín con las profesoras Jéssica Carrasco y Giselle Tucker, así como viola y teoría musical con Daniel Cabello. Es, dice, «un equipo increíble, muy buenos músicos y dedicados profesores, que han tenido una disposición de oro para sacar adelante el proyecto».
LA DISTINCIÓN
Por eso siente que la distinción es un premio para todo el equipo y la considera «una oportunidad de poder formar redes de trabajo, dar a conocer proyectos y encontrar aliados para realizarlos».
Además, dice, significa una exigencia adicional que en su caso es seguir estudiando y perfeccionando sus competencias profesionales.
¿Los comienzos fueron muy difíciles? ¿Cuáles fueron los principales escollos?
Siempre es difícil porque formar una orquesta significa convocar gente y, más aún, mantener a los integrantes siempre interesados y despiertos, ya que este es un trabajo de largo aliento, que se realiza tanto individualmente, con el instrumento, como también colectivamente, y para ello se necesita mucho compromiso. Nuestra tarea es mantener a los niños involucrados en lo suyo y que descubran la música en su esencia, lo que no da otro resultado más que amarla.
LA DISCIPLINA
Trabajar con 28 niños y adolescentes no debe ser sencillo. ¿Hay problemas de orden, concentración, disciplina?
No tantos. Tener que estudiar todos los días nuestro instrumento también va cambiando nuestra forma de ser y vivir, creando hábitos, ordenando nuestro funcionamiento.
¿Los niños del mundo audiovisual son más o menos diestros que los niños del mundo de la lectura en el cultivo de la música?
Eso es bastante relativo y depende de la forma en que el profesor aborda el aprendizaje del niño. Por ejemplo, un chico que está muy metido con un videojuego difícilmente se va a sentir conectado con Bach o Wagner, y es ahí donde debe aflorar el ingenio para llamar su interés. Se puede recurrir a música más cercana a su mundo, como la de videojuegos, de películas o series. No hay pecado en hacer música más allá de lo docto.
ACERCAR LA MÚSICA
¿Cuál es tu principal motivación para dirigir este grupo?
Acercar la música a la comunidad, de forma transversal. He reflexionado mucho sobre el sentido de este trabajo, en cómo puedo aportar a la sociedad desde mi amor por la música, y creo que puede ser llevándola a más personas, que más gente tenga acceso a ella en sus distintas expresiones.
Entrevista publicada en Reportajes del diario El Mercurio de Valparaíso, el domingo 6 de diciembre de 2015.
Autora: Rosa Zamora.
Título: «Las orquestas juveniles están cargadas de amor y pasión»
http://www.mercuriovalpo.cl/impresa/2015/12/06/full/cuerpo-reportajes/10/